Testimonio Abel Martínez
«Me salvé de una adicción con una amante y recuperé mi vida gracias a Ruth»
Todo comenzó cuando flaquee en mi relación con mi novia. Estaba pasando por una mala etapa en la que nada me satisfacía.
Estaba en segundo curso de mi carrera pero me veía inmerso en unos estudios que no me estimulaban y en algo que yo no había escogido.
El sueño de mi padre, en el cual deseaba que fuera maestro, me estaba consumiendo poco a poco, entonces me escapaba para el taller de vehículos donde ganaba algo de dinero y conseguía ser algo más feliz.
Las relaciones era algo que tampoco me satisfacía, no por mi novia, ya que ella era muy buena y siempre me escuchaba en todo, sino porque también la había escogido para contentar a mis padres.
El fallo, y en el fondo lo sabía, era que no me estaba permitiendo ser libre, por lo que esto me estaba creando ansiedad.
Recuerdo que una de esas noches en la que quería desaparecer de todo, le dije a mi novia que necesitaba refrescarme que estaba muy agobiado por un problema con mis padres y me fui hasta el bar.
Allí tras tomarme una copa, vi a una mujer más mayor, pero que enseguida entabló conversación conmigo. Su seguridad me hizo sentirme bien, estaba confiado, me sentía mucho más hombre. Tras conversar quedamos varias veces y la relación se hizo más profunda.
Veía en ella un escape y no me importaba si estuviera casada o libre, ella tampoco me preguntaba, nunca había sabido lo que era el concepto de una amante. Pero con ella lo entendí.
Tras los dos primeros meses, nos habíamos hecho inseparables, sabíamos todo el uno del otro, hasta el punto de no tener que contarle nada, con tan sólo mirarme, ella ya lo entendía todo. Esto creó un bucle, en el que ella necesitaba más y yo no podía estar sin ella.
Me distancié de mis amistades
Ellos me decían que estaba obsesionado, pero yo no quería escucharles. Me fui a vivir con ella, pero en esas semanas ella se había vuelto muy absorbente. No tenía ni voz ni voto. Sólo existía para esa mujer y me estaba quitando la vida.
A la vez no quería ver la solución. Había aparcado todo para estar con ella y no me importaba. Supongo que en esos momentos pensaba que todo iba a pasar, pero no fue así. Un día tras encontrar a mi hermana, ella nos vio y al ver cómo la abrazaba pensó que tenía una aventura.
El escándalo al llegar a casa fue intenso y se repitió durante los días siguientes. La vida a partir de ahí no fue fácil hasta el punto en que ir a comprar el pan, se volvió un calvario, en donde no podía ni mirarle ni hablarle a nadie.
Al mismo tiempo, yo no podía estar sin ella, aunque era mi deseo, estaba totalmente enganchado y no veía solución. No llegué a Ruth por la web, navegando sino que encontré su perfil en una red social.
Recuerdo que leí uno de sus consejos y fue llenarme de una plenitud que no había sentido en meses. La idea de contactarla me rondó la cabeza semanas, hasta que decidí llamar, bendito sea el día que lo hice, porque a partir de ahí, con su tirada de cartas especial para el amor, puso todo claro.
Me habló de mi situación, de lo que esperaba, del porque me aferraba así a esta situación y me hizo ver en que tenía que cambiar.
Ella sólo veía en mí el remedio para no envejecer y yo en ella el valor que me faltaba para enfrentar la vida. Abrí los ojos, me presenté frente a mi familia, encaré mis estudios cambiándolos, ahora soy un técnico feliz, que dejó atrás su adicción y tengo una vida mucho más saludable, sin depender de nadie.
Sé que podré enamorarme de nuevo, pero entonces será real y contaré con Ruth como una gran amiga y consejera. Gracias Ruth.
Abel Martínez